Pues el otro día me marqué una pequeña excursión hasta Tui, cerca de Vigo, para ver este documental al que, sinceramente, tenía muchas ganas. En primer lugar, me gustaría aconsejaros que no perdáis de vista el marco en el que se proyectó, el certamen Play Doc de Tui que versa sobre cine documental, un evento que desconocía pero que me sorprendió muchísimo por su amplia y variada cartelera. Pero vayamos al lío. La línea de la sombra es, en mi opinión, un documental totalmente recomendable porque mezcla varios aspectos de la vida y obra de García Alix: por un lado, podremos repasar su vida y cómo esta ha influido y determinado su obra, y por otro podremos verle en acción en algunas sesiones. Además, es importante decir que el documental viene acompañado de una pieza adicional que está publicada en la web de RTVE y que sirve para escuchar otras voces cercanas a Alberto.
Sin embargo, en cierto modo me ha decepcionado porque para cualquiera que conozca más o menos bien la obra de este autor, muchos de los pasajes son sobradamente conocidos: la rebeldía juvenil, el descubrimiento de la heroína, la muerte de su hermano Willy, su huída a París en busca de una curación, el dolor de aquellos años, etc. Realmente, en ese aspecto, no hay nada nuevo que sorprenda al espectador un poco informado. Hay que tener en cuenta que Alberto es un gran narrador y durante toda su carrera ha respondido, prácticamente, a las mismas cuestiones; razón por la cual es difícil que te ofrezca una respuesta no escuchada anteriormente. Además, creo que en ese sentido el documental ha sido poco ambicioso porque la verdadera sorpresa hubiera sido ver cómo en la actualidad, con su edad, experiencia, limitaciones, ambiciones y sueños, García Alix se enfrenta a esta parte de su vida, donde ya es un autor sobradamente conocido y respetado, pero con una mirada mucho más madura. Y ahí es donde, personalmente, la película me ha gustado más, aunque esa parte no se desarrolle tan profundamente como la anterior. Poder observarle, por ejemplo, en su estudio, rodeado de cientos de libros, o en Colombia (creo que era Colombia) yendo a la búsqueda de un encuentro es, para mi, lo más divertido. Y qué decir cuando se le ve en pleno trance delante de su modelo dándole indicaciones, persiguiendo la luz y la mirada que desea conseguir. Esos minutos son absolutamente mágicos.
Por lo demás, espero que os animeis a verla porque merece totalmente la pena. Y hay que darle la enhorabuena a Nicolás Combarro y a Miguel Ángel Delgado por haber sacado adelante este documental.